jueves, 21 de septiembre de 2017

CAMPIÓN, LA DUQUESA Y LAS RUINAS DEL PALACIO DE OLITE

Cuentan que la biblioteca del que quizá ha sido el escritor navarro más fecundo estuvo hasta hace años perdida en la rúa Mayor de Olite, en el enorme caserón de un sobrino que tenía el pensamiento en las antípodas del fundador en 1878 de la Asociación Euskara de Navarra. Arturo Campión Jaimebon (Pamplona 1854- San Sebastián 1937), que murió prácticamente ciego y sin descendencia, firmó hace 127 años una carta que bien pudo estar guardada en ese mismo archivo empolvado olitense. La redactó con la crema de los intelectuales navarros de la época, sus amigos de aventuras culturales y políticas, Juan Iturralde y Hermilio de Olóriz con los que, junto a Julio Altadill, por ejemplo, diseñó en 1910 la bandera navarra. 
          La misiva que entonces sellaron tenía un noble fin, salvar de la ruina y la rapiña humana lo más representativo del antiguo reino, el Palacio Real de Olite, por “simbolizar las muertas glorias de un pueblo ilustre y desgraciado”. Para ello Campión y sus compañeros buscaron el abrigo de la Duquesa de Sevillano que, con gracia, dio largas a los “patriotas”. Solo la Diputación Foral, muchos años después, pudo comprar el arruinado castillo que ahora majestuoso disfrutamos y atrae a miles de turistas que han convertido a los visitantes en el combustible de la economía local.  (klik egin-ver más)
El Olitense

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